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Los animales fueron apareciendo poco a poco en mis composiciones, principalmente por el simbolismo que les daban. Un conejo aquí, un cordero allá, un gato...

Naturalmente, inspirado por la mitología comencé a considerar las hibridaciones.

La primera obra, Bûcentauresse Normande, nació durante el primer período de confinamiento, durante el cual me aislé en la campiña normanda. ¿Y qué encontramos en el campo? ¡Vacas obviamente! Una noche, después de ver una película sobre centauros, me pregunté cuál sería la versión local. Algunas investigaciones me permitieron ver que los animales híbridos en la historia del arte (como la mayoría de los personajes activos) eran masculinos. ¿Quién se imaginaría al minotauro pastando margaritas en un campo? Así que me propuse la creación de mi propia vaca híbrida de Normandía, con pelo rojo para un look punkette.

Viviane nació de una necesidad de calma, de soledad, en pleno invierno. Había decidido crear una nueva obra en las gamas azuladas y nocturnas. La idea de la metamorfosis en ciervo me interesaba (cf. Actéon) sin tener en mente la idea de releer este mito. Una vez más, las astas son atributos masculinos que dan testimonio de fuerza, potencia y capacidad reproductiva. También son trofeos y el ciervo, aunque rey de los bosques, es un animal cazado. Así que coloqué astas en el cráneo de Viviane, bruja hechizante y presa a la vez, mirando por encima del hombro con aire burlón mientras dejaba caer su cortina color sangre...

La mujer de varios pechos es la síntesis de varios bocetos en torno a la figura de Artemisa, diosa cazadora. Ella encarna a la mujer salvaje, la madre absoluta, mientras se siente desgarrada por su condición de mujer y la forma en que la sociedad ve en general el pecho femenino. ​

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